lunes, 4 de agosto de 2014

Nunca me había gustado tanto 
el sonido de un suspiro 
hasta que empezaron 
a ir dirigidos a tu ausencia, 
esa que no me devuelve las llamadas, 
pero que de vez en cuando 
coge las maletas y se va, 
y entonces apareces tú 
en la puerta de mi casa, 
preguntando si el café 
se ha quedado frío 
o si te has perdido el capítulo 
en el que nos besamos.
Que con tus 'no te vayas' 
me vuelves tan frágil 
que hasta las pompas de jabón
pueden presumir de coraza.
Y veo el peligro, 
porque mi corazón 
está asegurado a terceros, 
y el seguro no me cubre heridas
producidas por miradas, 
y las tuyas no hacen otra cosa 
que atravesarme 
y quedarse clavadas.
Que a pesar de que cometí 
un suicidio emocional 
al fijarme en ti, 
nunca me había sentido 
con tanta vida como ahora, 
como cuando tus versos 
me rozan la boca 
o tus inseguridades 
se pierden entre la gente, 
y decides cogerme de la mano 
como si fuese a perderme
y no quisieses otra cosa 
que tenerme siempre a tu lado.
Pero ojalá perderme 
y transformarme en bala
y así convertirme en bala perdida
y que un día cualquiera 
me encuentres
y ojalá que sea clavada 
en eso que llaman corazón
porque yo no me conformo 
con ser un simple clavo.
Porque ten por seguro
que esto no es lo típico 
de 'si tú caes, yo caigo',
es un 'si tú me enamoras,
yo te enamoro', 
o 'para estar jodidos,
mejor estarlo los dos'
que viene a ser lo mismo.
Mejor que tu ausencia
no vuelva a pasar por aquí
que no la necesitamos
para jodernos la vida,
podemos hacerlo solos.

Juguemos a enamorarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario