Tras haber estado tanto tiempo sin pareja, me doy
cuenta de que en realidad ya no sé nada del amor, que lo poco que sabía se me
ha olvidado por completo. Fueron varias las ocasiones en las que creí que estaba
a punto de hacerlo sentir y de sentirlo, pero todas esas veces resultaron ser simulacros, esos “amores” eran tan
fugaces como cualquier verano esperado, se fueron por donde vinieron, y hasta
me atrevería a decir que muchos huyeron por la salida de “emergencia, corazón
de chica palpita demasiado rápido”. Pero nadie tiene la culpa, ¿no? ¿Quién
diablos iba a saber que yo llevaba bastante tiempo rota en pedazos y que estaba
a la espera de que alguien los juntara? Nadie. Ni yo misma. Ni yo misma sabía que
estaba esperando lo inesperado, pero me di cuenta, me di cuenta con aquél
último chico, sí, ese de allí, el que ahora mismo mi mente está mirando, llegué
para romperle todos los esquemas de su vida y hacerle volver loco y él llegó
para hacerme perder la cabeza y romperme el corazón. No lo culpo por quererle,
¿o sí debería? Es que creo que él es lo más parecido al amor; porque el amor es
que te sonrían con las manos, que te besen con la mirada, que te abracen
mientras te piden a gritos que se mueren de ganas de ti, y, que por muy raro
que parezca, una simple flor seca bien guardada refleja lo fugaces que son los
“amores” y lo inconscientes que somos nosotros mismos cuando estamos
enamorados.
No se llama locura,sino felicidad.
lunes, 4 de agosto de 2014
-A veces cierras la puerta con llave porque
no quieres que entre nadie más a hacerte daño, pero te quedas mirando por la
mirilla por si de repente aparece y te salva de toda esa mierda.
-Quedarse mirando por la mirilla es uno de los grandes errores que
cometemos. Es mejor seguir con nuestra vida hasta que un día suene el timbre,
no hace falta quedarse esperando.

Dreams
Me despierto y noto que mi aliento sabe a la dulce miel de tus besos. Cojo aire, respiro, siento que tengo calor, miro hacia el lado vacío de la cama y me doy cuenta de que no estás. Cierro los ojos, recuerdo todo lo anterior, es decir, del sueño que me he despertado. Recuerdo que estábamos en una playa, pero no en una cualquiera, sino en esa que tantas veces dijimos que iríamos juntos; estoy cerca de ti, escalo las rocas hasta llegar a ti y me planto delante de ti, no se me pasa nada por la cabeza, sólo tu nombre y el amor que eso conlleva, nos quedamos demasiado expectantes, pero me abrazas y me salvas de toda esa mierda de la que he querido huir tantas veces, y yo te acaricio tranquilamente la espalda, siguiendo la delgada y perfecta línea de tu columna vertebral, y siento que me podría pasar la vida así, jugando a dibujarte corazones con los dedos. De repente me separas y me miras, te acercas lentamente y noto tus labios húmedos como rozan los míos con necesidad, como si tuvieras todo el tiempo del mundo para hacerlo y nada nos pudiese interrumpir; sonrío y me impregno de felicidad. Te vuelvo a abrazar, y siento que no quiero dejar de hacerlo nunca. Ni una palabra, pero ya lo decimos todo, y la sensación que me da tu cara es de me da todo absolutamente todo igual. El sueño no termina aquí, cuando me doy cuenta estamos en mi habitación y tú me ayudas a hacer la cama que he dejado deshecha, y como mi vida, has venido a colocarla. Al terminar te tumbas en ella y te quedas fijamente mirándome de arriba abajo y yo te observo y pienso que eres la persona más bonita y sexy del universo. Haces amago de hablar, pero no sabes si hacerlo, no te atreves, y yo espero que lo que digas simplemente no lo estropee todo. Respiras fuerte y dices tartamudeando “creo que, bueno sé que, no sé ni por qué, pero te quiero” Y siento tranquilidad, felicidad, paz en el interior, como si hubiese estado esperando esas dos palabras salir de tu boca toda mi vida, pero no respondo, no me atrevo, así que me quito los zapatos y me acomodo a tu lado en la cama, me besas, intensamente, con ganas, con necesidad, y me preguntas “¿estás segura? Y yo no respondo, pero pienso que he esperado este momento durante 402 días y 401 noches, y que hoy, hoy no va a ser menos. Me levanto de la cama y me quito la ropa de forma sutil y sensual mientras no me apartas la mirada, me vuelvo a acostar a tu lado pero esta vez en ropa interior y con el alma desnuda por completo, te quito la blusa mientras disfruto de las vistas y me colocas bien la tira del sujetador pero yo en cambio, segura de mí misma, me armo de valor y me dispongo a desabrocharlo y me acaricias la espalda con tus dedos calientes.
Despierto.
Despierto.
Nunca me había gustado tanto
el sonido de un suspiro
hasta que empezaron
a ir dirigidos a tu ausencia,
esa que no me devuelve las llamadas,
pero que de vez en cuando
coge las maletas y se va,
y entonces apareces tú
en la puerta de mi casa,
preguntando si el café
se ha quedado frío
o si te has perdido el capítulo
en el que nos besamos.
hasta que empezaron
a ir dirigidos a tu ausencia,
esa que no me devuelve las llamadas,
pero que de vez en cuando
coge las maletas y se va,
y entonces apareces tú
en la puerta de mi casa,
preguntando si el café
se ha quedado frío
o si te has perdido el capítulo
en el que nos besamos.
Que con tus 'no te vayas'
me vuelves tan frágil
que hasta las pompas de jabón
pueden presumir de coraza.
me vuelves tan frágil
que hasta las pompas de jabón
pueden presumir de coraza.
Y veo el peligro,
porque mi corazón
está asegurado a terceros,
y el seguro no me cubre heridas
producidas por miradas,
y las tuyas no hacen otra cosa
que atravesarme
y quedarse clavadas.
porque mi corazón
está asegurado a terceros,
y el seguro no me cubre heridas
producidas por miradas,
y las tuyas no hacen otra cosa
que atravesarme
y quedarse clavadas.
Que a pesar de que cometí
un suicidio emocional
al fijarme en ti,
nunca me había sentido
con tanta vida como ahora,
como cuando tus versos
me rozan la boca
o tus inseguridades
se pierden entre la gente,
y decides cogerme de la mano
como si fuese a perderme
y no quisieses otra cosa
que tenerme siempre a tu lado.
un suicidio emocional
al fijarme en ti,
nunca me había sentido
con tanta vida como ahora,
como cuando tus versos
me rozan la boca
o tus inseguridades
se pierden entre la gente,
y decides cogerme de la mano
como si fuese a perderme
y no quisieses otra cosa
que tenerme siempre a tu lado.
Pero ojalá perderme
y transformarme en bala
y así convertirme en bala perdida
y que un día cualquiera
me encuentres
y ojalá que sea clavada
en eso que llaman corazón
porque yo no me conformo
con ser un simple clavo.
y transformarme en bala
y así convertirme en bala perdida
y que un día cualquiera
me encuentres
y ojalá que sea clavada
en eso que llaman corazón
porque yo no me conformo
con ser un simple clavo.
Porque ten por seguro
que esto no es lo típico
de 'si tú caes, yo caigo',
es un 'si tú me enamoras,
yo te enamoro',
o 'para estar jodidos,
mejor estarlo los dos'
que viene a ser lo mismo.
que esto no es lo típico
de 'si tú caes, yo caigo',
es un 'si tú me enamoras,
yo te enamoro',
o 'para estar jodidos,
mejor estarlo los dos'
que viene a ser lo mismo.
Mejor que tu ausencia
no vuelva a pasar por aquí
que no la necesitamos
para jodernos la vida,
podemos hacerlo solos.
no vuelva a pasar por aquí
que no la necesitamos
para jodernos la vida,
podemos hacerlo solos.
Juguemos a enamorarnos.
Me pregunto hasta cuándo nos seguiremos escondiendo de nuestros sentimientos, cuánto lograremos aguantar sin mirarnos a los ojos diciéndonos lo mucho que nos necesitamos… Que no hace falta que nos reprochemos nada ni nos expliquemos nada, simplemente mírame y dímelo todo como lo hiciste otras muchas veces. No sé si estamos hechos para estar juntos, pero lo que sí sé es que no estamos hechos para estar separados, no hay punto intermedio, o tal vez sí que lo hay pero tenemos que encontrarlo, o mejor aún, crearlo. Creo que te quiero más de lo que pude imaginar, lo sé por cada vez que te busco en medio de la gente con la necesidad de encontrarnos y que no sepamos cómo huir de nuestras propias ganas, que no hay mayor satisfacción que la de crearnos dudas el uno al otro, podríamos pasarnos la vida así, yendo y viniendo, jugando a querernos pero sin saber cuidarnos, podríamos aguantar incluso años diciéndolo todo sin apenas abrir la boca, pero eso más que aburrir, cansa, y cansa cuando uno de los dos siente más que el otro, cuando no sabes cómo alimentar las ganas y te acaban comiendo por dentro. Hablo de eso, de que por ley uno de los dos siempre va a querer más que el otro, en toda relación, e incluso en toda mirada.
Supongo que sí existe, eso de ser feliz digo. Eso que sentimos inalcanzable o que tan sólo somos capaces de vivir por momentos. Pero creo, firmemente, que en el momento en el que estamos viviendo un momento feliz no somos conscientes, no sabemos apreciarlo, no somos tan inteligentes como para poder darnos cuenta. Porque sólo sabemos definir en qué época hemos sido felices en cuanto ya no disponemos de aquellos momentos, en cuanto se han ido. Y hablo del olor a tabaco que se cuela por la ventana en una noche fría, del chasquido de las llaves contra la mesa del televisor que hace despertarte y que te levantes de un salto, de los lunes a las cinco de la tarde y de los domingos a las dos. Hablo de todas esas cosas que odias pero que en cuanto ya no las tienes las echas de menos, y te das cuenta que necesitas oler su tabaco para poder sentirte viva, que el ruido de las llaves eran como sonajeros en tu cabeza que a la misma vez que te despertaban te hacían dormir tranquila y que los lunes al igual que los domingos pueden ser tan odiosos como gratificantes. A eso me refiero, a que en cuanto las cosas se ponen feas es cuando somos capaces de apreciar lo que realmente nos hacía felices y que sin embargo no sabíamos que lo éramos en ese preciso instante. Estupideces, cosas sin importancia, pero que más que hacernos saber que estábamos vivos nos hacía sentir que estábamos viviendo.
“¿Cómo puedes querer tanto a una persona que nunca has visto?” Me pregunto cada noche que el frío entra por la ventana. Le quiero porque aunque no quiera quiero quererle, no sé si me entienden, sé que no debo hacerlo pero quiero hacerlo, es inútil intentar no querer quererle, porque le quiero, aún sin habernos visto, aún llevando meses sin hablar y sin ser nada, aún sabiendo que para gustarle necesito estar desnuda y él sólo piensa en una, y no soy yo. Porque no existe algo que determine cuándo debes querer y cuándo no, el que está en tu pecho izquierdo manda más que el que está en tu cabeza, y eso es algo que nunca podremos cambiar. Enero lleva siendo desde que te fuiste, hablo del invierno en vida y el infierno en mente, hablo de que no vale ya negar lo evidente, que te quiero, que aunque a veces no he querido quererte, siempre lo he hecho, que ya no quiero no querer quererte, que te quiero, e intentar cambiar eso sería como perseguir nubes… Te quiero porque es fácil quererte. Porque cuando quieres de verdad quieres sin motivos, quieres porque sí"
He vuelto!! No sé ni cómo, pero lo he hecho. La verdad es que estos años que he estado un poco perdida he sufrido demasiadas cosas en mi vida. Demasiados cambios radicales, demasiados miedos y huidas. Y no sabía cómo desenvolver el caos que estaba sufriendo. Pero creo que ahora ya estoy preparada, no sé si escribiré todo lo que me gustaría siempre, pero lo intentaré. Un abrazo!!
sábado, 13 de abril de 2013
"Sin compromisos"
"Miedo a comprometerse"¿Y qué sera comprometerse a algo o a alguien? ¿Es ese miedo que irremediablemente tenemos a depender de una persona? ¿A darlo todo por alguien? ¿Es ese terror que nos inunda cuando se nos pasa por la cabeza la idea de que pueda existir un sentimiento por mínimo que sea? ¿O es la palabra "amor" lo que nos empuja a pensar que debe existir sí o sí algún tipo de compromiso?
Pues... ¿Y qué me dices del amor sin compromiso? ¿Alguna vez alguien lo ha visto, o lo ha vivido? Imagino que la mayoría de las veces no se dan casos así, siempre tratamos de aferrarnos a las personas, tratamos de de estar bien o no, dependiendo de si esa persona se encuentra a nuestro lado. Alguien me dijo alguna vez que estamos aquí en busca de nuestra media naranja, pero, ¿y por qué no ser la naranja entera? ¿Por qué siempre tiene que depender nuestra felicidad de otra persona? ¿Es qué no podemos ser felices con nosotros mismos? Por lo visto no. He vivido experiencias que hoy en día me han servido para saber que ya no quiero un amor de esos de películas -al fin y al cabo tan sólo dura dos horas- de los que hacen que tú felicidad dependa siempre de una persona. He aprendido a encontrarme conmigo misma, a valorarme, a saber quién soy y qué busco. Hoy en día el amor está sobre valorado, llamamos amor a cualquier sentimiento que sintamos hacia alguien, y a partir de ahí es donde empieza todo. Por eso, ahora hablando de tí y de mí, ¿qué te parece si jugamos a inventarnos nuestras propias reglas? O mejor aún... ¿Y si jugamos a jugar, a impedir que exista algún tipo de impedimento? No te pido nada más que estés cuando debas estarlo, cuando el destino lo quiera, o quién sea el que esté allá arriba moviendo los hilos,quiera. Te dejo hacer conmigo lo que quieras, de quererme a tu manera. Con o sin reglas, al lado de una puesta de sol o debajo de una alcantarilla, sin ataduras, sin promesas ni explicaciones, sin compromisos. Solos tú y yo, cuando queramos y para lo que queramos, y que el mundo piense y diga lo que quiera. Estamos aquí para disfrutar el uno del otro el tiempo que sea posible y necesario. Sorpréndeme, pero no me ilusiones, es mejor sorprenderse que estar desilusionado. Si crees que eres capaz de todo eso y más, pues bienvenido seas, pero recuerda: el que de los dos se enamore primero, pierde.
Pues... ¿Y qué me dices del amor sin compromiso? ¿Alguna vez alguien lo ha visto, o lo ha vivido? Imagino que la mayoría de las veces no se dan casos así, siempre tratamos de aferrarnos a las personas, tratamos de de estar bien o no, dependiendo de si esa persona se encuentra a nuestro lado. Alguien me dijo alguna vez que estamos aquí en busca de nuestra media naranja, pero, ¿y por qué no ser la naranja entera? ¿Por qué siempre tiene que depender nuestra felicidad de otra persona? ¿Es qué no podemos ser felices con nosotros mismos? Por lo visto no. He vivido experiencias que hoy en día me han servido para saber que ya no quiero un amor de esos de películas -al fin y al cabo tan sólo dura dos horas- de los que hacen que tú felicidad dependa siempre de una persona. He aprendido a encontrarme conmigo misma, a valorarme, a saber quién soy y qué busco. Hoy en día el amor está sobre valorado, llamamos amor a cualquier sentimiento que sintamos hacia alguien, y a partir de ahí es donde empieza todo. Por eso, ahora hablando de tí y de mí, ¿qué te parece si jugamos a inventarnos nuestras propias reglas? O mejor aún... ¿Y si jugamos a jugar, a impedir que exista algún tipo de impedimento? No te pido nada más que estés cuando debas estarlo, cuando el destino lo quiera, o quién sea el que esté allá arriba moviendo los hilos,quiera. Te dejo hacer conmigo lo que quieras, de quererme a tu manera. Con o sin reglas, al lado de una puesta de sol o debajo de una alcantarilla, sin ataduras, sin promesas ni explicaciones, sin compromisos. Solos tú y yo, cuando queramos y para lo que queramos, y que el mundo piense y diga lo que quiera. Estamos aquí para disfrutar el uno del otro el tiempo que sea posible y necesario. Sorpréndeme, pero no me ilusiones, es mejor sorprenderse que estar desilusionado. Si crees que eres capaz de todo eso y más, pues bienvenido seas, pero recuerda: el que de los dos se enamore primero, pierde.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)